Vive y deja vivir

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El Mundo mi hogar.

dimecres, 14 de gener del 2009

Coherencia y ortografia.


Me sorprende gratamente la presteza y diligencia con la que la comisión política, a través de la responsable de comunicación se desmarca de las opiniones vertidas en un medio particular por un regidor de su propia formación y miembro de esta misma comisión política.

Me gustaría apreciar estas mismas cualidades a nivel general. A dia de hoy, subjetivamente mi opinión dista de apreciarlas en el funcionamiento de esta comisión, y como órgano regidor de las tareas propias de una organización, que ha de ejercer un liderazgo activo de las tareas de oposición, que por los avatares del destino o voluntad propia se vió relegada a estas funciones, quisiera hacer notar la percepción contrastada de letargo funcional o de un ambiente tácito de pasividad opositora, este dulce sueño que hemos de suponer que se vive de forma jubilosa desde el equipo de govierno.


De forma desconcertada lo vemos los que pensamos que para avistar horizontes electorales positivos, la organización ha de volver a funcionar como funcionó; se han de dejar de lado esos pequeños o grandes tics, vivo ejemplo de un autoritarismo amparado en la más férrea y trasnochada disciplina,más propia de un partido del siglo XIX que de una organización progresista del siglo XXI.

Es una muy buena señal, que dice mucho en favor de las afirmaciones expuestas en este artículo, el hecho plasmado en las replicas que ante la imposibilidad de rebatir estos argumentos desde un punto de vista objetivo, se focalicen las críticas sobre el nivel de conocimiento ortográfico del firmante.


Estos reputados replicantes se han de preguntar si se ha de exigir el mismo nivel de conocimiento ortográfico a nuestros políticos, que se nos tendría que exigir a nosotros para opinar de estos temas. La orientación de estos comentarios hacia la ortografia del texto acaba de iluminar el relato de una realidad, que aunque pasada en el tiempo, nos alcanzará durante algunos años más, por mucho que le pueda pesar a la señora Martínez y a nosotros mismos.

R.Medina López.